Tres ejes estratégicos que planteó el gobierno de Juan Perón y fueron desactivados por la dictadura liberal de Aramburu

Pedro Pablo
5 min readJun 18, 2023

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Más allá de las ideologías y los relatos de grieta, este escrito expone de modo objetivo, breve y fundado, cómo se desactivó la Estrategia Nacional planteada por el primer peronismo.

Luego de la segunda guerra mundial había ciertas particularidades del escenario internacional que debían antenderse si la intención era construir soberanía y libertad de acción para la Argentina. Esos ejes los logró interpretar Juan Perón y las estrategias trazadas fueron desactivadas y silenciadas por la dictadura de Aramburu y los gobiernos subsiguientes.

Es curioso que estos ejes que voy a esbozar rápidamente en este artículo, no fueron discutidos ni refutados por la literatura liberal argentina del siglo XX y la política de invisiblización logró su objetivo, toda vez que estos tres ejes de desarrollo no han sido retomados por los gobiernos posperonistas.

1. Defensa y plan de disuasión nuclear.

El gobierno de Juan Domingo Perón se tomó muy en serio la importancia de un plan de disuasión nuclear y el desarrollo de la fuerza aérea.

Para empezar, desde 1912, la Escuela de Aviación Militar era el único ámbito de defensa aérea en nuestro país y dependía de la Marina. En 1944 con Perón como Ministro de Defensa se crea el Comando en Jefe de Aeronáutica y en 1945 todavía como Ministro de Defensa, crea la Fuerza Aérea Argentina.

Rápidamente al llegar a la Presidencia empieza a adquirir cazas a reacción británicos en concepto de compensación por la deuda generada con la Argentina durante la segunda guerra. Así Reino Unido dotó con 100 cazas a reacción Gloster Meteor y bombarderos Avro tipo Lancaster y Lincoln. En 1947 la República Argentina tenía la Fuerza Aérea más poderosa de América Latina, por lejos.

La incorporación de ingenieros nazis a programas de desarrollo facilitó el diseño y fabricación del Pulqui I y Pulqui II que fueron los primeros cazas a reacción de fabricación nacional, ubicando a la Argentina entre los únicos cinco países del mundo con capacidad de producir este tipo de armamentos. No se alcanzó la capacidad de producirlos en masa.

También existió en la Isla Huemul en Bariloche un programa secreto para el desarrollo de la bomba de hidrógeno, algo que alcanzó cierto revuelo internacional a raíz de una imprudente conferencia de prensa en 1952. Casualmente los intentos de golpe se inician ese año luego de ese anuncio.

2. Diplomacia sindical: el agregado obrero en las embajadas argentinas.

Desde su conformación, el eje medular del peronismo fue el Movimiento Obrero Organizado. Hasta el día de hoy es la fuente de financiación del Partido Justicialista de las organizaciones satelitales que conforman el dudoso, relativo y resbaladizo “campo Nacional y Popular”.

Así como las ong’s ambientalistas, o las fundaciones pro vida y pro aborto, las organizaciones internacionales que supuestamente defienden pueblos originarios o minorías, todas ellas herramientas del mundo anglosajón con sede en Washington, New York y Londres, sirven para desestabilizar gobiernos democráticos, distraer a la opinión pública y financiar opositores; el agregado obrero el primer eslabón de una estructura con incidencia internacional con capacidad de influir en las luchas salariales y sindicales de todo el mundo en un contexto de pre globalización y de expansión del capitalismo transnacional con todo lo que eso implicó básicamente en: relocalización de industrias occidentales en China y flexibilización laboral en Occidente.

Esta estrategia trazada por Perón en sus tres primeros meses de gobierno y que creció incesantemente hasta el golpe del 55, se basaba esencialmente en la formación de cuadros políticos proveídos por el sindicalismo a través del llamado “Instituto Nacional de Elevación Cultural Superior Juan Domingo Perón” para luego ser instruidos en misiones diplomáticas en las embajadas argentinas alrededor del mundo. Se llegó a formar hasta tres centenas de trabajadores y trabajadoras para este tipo de misiones estratégicas, que tenían por objetivo fundamental: “hacer conocer la realidad argentina en lo que respeta al movimiento sindical, gestionando el acercamiento entre las centrales obreras de ese país y la argentina (CGT), así como vincularse con los principales dirigentes del movimiento obrero local, difundiendo los postulados de la “Tercera Posición Argentina”.

Esto se disolvió entre gallos y media noche sin oposición de nadie y sin la nostalgia de ninguno. Extrañamente a nadie se le ocurrió reflotarlo, salvo una valiosa intervención reciente de la compañera Vanesa Siley de Sitraju (CABA) en la última feria del libro.

3. La Flota Mercante nacional

Este tercer punto es distinto a los otros dos, en primer lugar porque no fue invisibilizado, al punto que ha formado parte de las plataformas políticas incluso de candidatos radicales como Raúl Alfonsin. Es algo que junto con la recuperación ferroviaria ya pertenece a un discurso fácil, recurrente, un lugar común de la retórica electoral y un ítem ausente en los proyectos de presupuesto nacional.

Es estratégico para cualquier país que quiera generar valor agregado en la exportación de sus materias primas. Es fundamental para una Nación cuyo 50% del territorio es mar y necesita imperiosamente empezar a ver las oportunidades portuarias y logísticas que tiene en su territorio. Es una deuda histórica en la cronología de nuestras relaciones comerciales con el mundo y en la historia del agro argentino.

Crear una flota mercante es algo que otorgaría relaciones más soberanas en nuestro comercio, más rentables en nuestro modelo extractivista y abriría oportunidades para industrialización de nuestro país.

No obstante, así como digo que no fue un tema olvidado al menos en la retórica argentina, también hay que reconocer que no es un eje estratégico de orden vital que implique una fervorosa resistencia por parte de las potencias del norte, como si lo hizo el desarrollo de un sistema de defensa realmente autónimo y disuasivo, o como lo hizo la política de Estado trazada por Perón respecto a la internacionalización de la dogmática peronista en materia de derechos de los trabajadores y las trabajadoras.

Esos fueron los tres ejes que rescato medulares del primer peronismo, olvidados por el pos peronismo (menemismo -que se encargó de terminar de desactivar los resagos que quedaban de esas políticas al entregar el Programa misilístico Cóndor, los planos y desarrollos del Plan Argentino Nuclear y la privatización y desaparición de la industria naviera argentina-; o el kichnerismo que en materia de defensa y relaciones internacionales ha hecho agua completamente, sumado a una tímida y testimonial política de recuperación de Tandanor y Astillero Santiago).

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