La instrucción militar en el ámbito civil

Pedro Pablo
8 min readApr 1, 2024

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El 24 de febrero de 2022 estalló formalmente el conflicto armado entre Rusia y Ucrania. Con antecedentes desde el año 2014 por la zona de Crimea más una seguidilla de tensiones naturales que se venían postergando luego de la caída de la Unión Soviética, Ucrania se decidió a ingresar formalmente en la OTAN, en flagrante oposición a lo acordado en los pactos de Minsk donde Rusia se garantizaba un cordón de Estados soberanos entre sus fronteras y el resto de países de la OTAN.

Muchos describen la dimensión de esta escalada como algo inesperado, no obstante Ucrania se había convertido en el período 2014–2019 en el principal importador de armas de Europa. Era algo previsible el conflicto en caso que Ucrania quisiera ingresar a OTAN, más previsible que el mismo hecho de que Ucrania quisiera ingresar en la OTAN.

Así las cosas, la inminente necesidad de defensa territorial de Ucrania encontró al ex país soviético desprovisto de las necesarias fuerzas terrestres para disuadir al enemigo de ingresar tierra adentro. Por ende, debieron empezar a instruir de urgencia, de manera precaria y vertiginosa, a civiles en el arte de cargar, limpiar, apuntar y disparar un fusil.

La traumática experiencia de la guerra, se ve entumecida por la aún más dramática circunstancia de no estar preparados para enfrentar una guerra.

Jóvenes, adolescentes, mujeres y ancianos, abrigados con camperones y abrigos, temblando de frío en plazas públicas, practicando tiro con “fusiles” de madera.

La elasticidad del conflicto a lo largo del tiempo y la posibilidad de que éste escale a un escenario mayor hace que todo el continente europeo encienda las alarmas de una sociedad que se ha entregado al capitalismo posmoderno de manera acrítica y hedonista en los últimos 40 años. Se encuentran hoy con una población mayormente avejentada e incapaz de defender el territorio, una juventud sin compromiso y de débil moral, expectativas consumistas y ante todo: falta de entrenamiento militar.

¿Podría derivar este conflicto a un escenario de guerra total en toda Europa? La realidad es que Ucrania está llegando a un límite en su capacidad defensiva, lo que podría dar una victoria contundente para la Federación Rusa. La conquista electoral de Putin con el 87% echa por tierra la hipótesis de un golpe interno. Los estrategas europeos evalúan los siguientes escenario: 1, un Putin que desea recuperar las fronteras de la ex URSS; 2, una Unión Europea que no puede resignar su posicionamiento en el conflicto y dar el brazo a torcer con la anexión de Ucrania a la OTAN; 3, la pérdida de control sobre el Mar Negro y de las principales fuentes de gas líquido para el funcionamiento de la maquinaria productiva europea.

El escenario actual de ayuda indirecta ha quedado obsoleto. Ucrania sigue reclamando municiones, arsenal, tanques y aviones y Europa es cada vez más reticente a concederlo a las vistas de su incapacidad operativa y su enorme compulsión por dilapidar recursos en el campo de batalla. Zelenski le ha solicitado a Alemania tecnología misilística de última generación, y éstos se la han negado porque necesariamente debería ser manipulada por personal capacitado (personal alemán) y eso implicaría entrar de manera directa en el conflicto.

Si este escenario lleva a Europa a apoyar de manera personal a Ucrania (posición de Francia y EUA), llevaría de manera directa a todo el continente a un enfrentamiento abierto con Rusia. Y ahí empiezan las nuevas ecuaciones para comparar con qué recursos cuenta cada Estado.

Reino Unido, por ejemplo, es uno de los países que más ha visto mermar su capacidad de despliegue. Asimismo ha mermado su poder naval a un piso histórico. La confianza en la tecnología los ha llevado a pensar que se puede prescindir de capital humano. Lo que antiguamente era una carrera honrosa, hoy el ingresar a las fuerzas armadas prácticamente en todo el mundo, es cosa de clases populares: los ricos ya no mandan a sus hijos a la guerra.

La reacción europea en general ha ido en línea con la idea de ampliar los sistemas de servicio militar obligatorio en distintas direcciones: aumentar el rango etario, reducir las condiciones de excepcionalidad, ampliarlo al género femenino, etc.

Dinamarca busca sumar un promedio de 300 reclutas más incorporando mujeres al Servicio Militar Obligatorio. Además busca ampliar la duración de 4 a 11 meses.

Letonia y Lituania han reincorporado la obligatoriedad al sistema. Estonia y Finlandia tienen sistemas obligatorios para toda la población masculina de 18 años con una duración de 6 a 12 meses. Noruega por su parte tiene un sistema mixto para jóvenes de 19 años por sorteo buscando reclutar entre 8.000 y 10.000 soldados por año.

Suecia lo reincorporó en 2017. República Checa esta buscando hacerlo ahora mismo. Francia que lo había dado de baja en 1997 busca crear un “Servicio Nacional Universal” para que todos los jóvenes de entre 15 y 17 años aprendan lo básico y elemental en un “entrenamiento amigable” de dos semanas, con posibilidad de continuarlo a los 18 años.

Rusia por su parte busca reclutar a 150.000 nuevos conscriptos, ampliando la edad en un rango de 18 a 30 años.

¿Por qué es importante la instrucción militar en la antesala a escenarios de guerra?

Cuando un enemigo empieza a proyectar una incursión terrestre sobre nuestro país, lo primero que hace es evaluar los recursos con los que contamos para defender el territorio o interceptar sus operaciones. Esto es lo que se llama poder disuasorio. Si va a enviar un submarino, evaluará que nuestra Armada no cuente con capacidad antisubmarina, idealmente en una relación de 5 a 1, algo que es absolutamente variable según diversos factores, como ser: a) necesidad de la operación, b) tecnología de las unidades, c) nivel de instrucción del personal militar, etc.

Es por eso que la experiencia ha demostrado la enorme utilidad de contar con una reserva grande de potenciales soldados para defender el territorio.

Los servicios militares responden a la siguiente incógnita: en caso de conflicto, ¿cuántos ciudadanos son capaces de cargar un fusil y cubrir una posición defensiva? Desde la perspectiva del invasor: cuanto más grande y mejor entrenada sea esa masa de reservistas, más difícil será sostener una misión a largo plazo.

El servicio militar en América Latina

En América Latina resaltan los servicios militares de Colombia y Cuba por su obligatoriedad y alcance. Pero subsidiariamente existen sistemas novedosos y flexibles como el mexicano, el brasilero y el chileno.

En el caso de Brasil, hablamos de FF.AA. con 300.000 efectivos profesionales y una reserva de alrededor de 1.300.000 ciudadanos formados en el servicio militar. Según el cuerpo donde se realice dura 12 meses (Ejército), 18 meses (Armada) ó 36 meses (Aérea).

Brasil cuenta con una larguísima lista de exensiones, desde ser hijo único, a objeción de conciencia, pasando por las tradicionales: trabajar o estudiar.

En el caso de Chile es un sistema opcional, que debe cubrir un cupo anual. Si ese cupo no se cubre con voluntarios, se abre un sorteo. Pueden ir tanto hombres como mujeres. Esta formación es remunerada, y abre la posibilidad a obtener becas en centros de estudios, como así también para seguir la carrera militar. En virtud de ello, una sociedad tan polarizada sin seguridad social, hace que el sistema sea tentador para las clases bajas y medias.

El planteo geopolítico general de Chile es simple y eficiente, y data de tiempos en los que Pinochet era un General del Ejército en un contexto democrático: a fines de los años ’60 ya se planteó un esquema donde las FF.AA. concentraban sus esfuerzos en defender la amplia y compleja costa sobre el Pacífico (por eso Chile reúne tantos esfuerzos en la fuerza Naval y Aérea), y la población conscripta aprendía a defender la cordillera.

El Servicio Militar en Argentina

La experiencia argentina fue terriblemente negativa y ha guardado un mal recuerdo en el imaginario colectivo. Atravesada por una larga historia de golpes de Estado, con un Ejército prepotente sobre las libertades civiles, y una guerra con una de las principales potencias militares del mundo a la cual justamente se enviaron buenas cantidades de soldados conscriptos, se le suma la experiencia de casos concretos de abuso, tortura y muerte dentro del propio sistema.

Antes de la última dictadura militar, el Servicio Militar argentino fue algo ejemplar en términos formativos y de integración nacional. Pero los fundamentos que le imprimió la última dictadura militar pervirtieron el objeto de la misma. Así y todo este sistema resulta vetusto e inaplicable al contexto del Siglo XXI.

Hay un vicio común en la sociedad argentina, sobre todo en sesgos de derecha, donde se le atribuye al Servicio una función disciplinaria, aleccionadora, y ordenadora del sujeto social. Esa visión solo atenta contra los propios objetivos de un verdadero Servicio Militar. Es frecuente escuchar frente a hechos noticiosos de índole penal, que digan: “tiene que volver la colimba”. Este criterio le hace daño al Sistema y no resuelve conflicto social alguno.

Por otra parte, un sistema de reclusión permamente y prolongada desmotivaría ampliamente a la sociedad, convirtiendo el sistema en una red de excusas, amiguismos y recursos evasivos de la gente poderosa, limitándose en definitiva a un sistema pensado para las clases bajas, y naturalmente ésta no es la idea de un Servicio Militar.

Por eso, es ésta una buena oportunidad para pensar en la instrucción militar para personal civil en un sentido amplio y moderno, opcional pero con fuerte incentivo, con condiciones beneficiosas, prácticas y cómodas para la sociedad líquida del Siglo XXI. Con distintos niveles de instrucción que se puedan hacer a lo largo del tiempo, como quien va a haciendo niveles de algún idioma, o instructorados de crossfit, donde básicamente se enseñe lo que en definitiva queremos que se aprenda: a movilizarse, a comprender las directivas de una táctica militar, a realizar un entrenamiento saludable acorde a las exigencias físicas de una contienda militar, a limpiar, cargar, portar y disparar un fusil, y ya con eso estaríamos generando un enorme elemento disuasorio.

Todo ello en un contexto donde las potencias se empiezan a inquietar por la escacez de ciertos recursos, la proximidad del vencimiento del Tratado Antártico, y las vísperas de una posible nueva escalada en la guerra ruso-europea y otro capítulo de lo que el Papa Francisco ya bautizó como la Tercera Guerra Mundial.

A continuación el mapa de países con servicio militar, con la salvedad de que China en realidad tiene un sistema militar obligatorio que funciona bastante parecido al brasilero, pero sin embargo el mapa lo cataloga como un sistema optativo. La salvedad me parece no menor.

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